División en la izquierda tras la derrota en las urnas

Las brechas internas en el Partido de la Revolución Democrática empiezan a aflorar tras la derrota. Fuentes próximas a la formación izquierdista hablan de una división de posiciones entre el núcleo de la dirigencia, partidario de "dar la batalla hasta el final", y otros sectores que instan a aceptar el desenlace y asumir que, después de todo, el PRD ha obtenido unos resultados sin precedentes. Con 160 diputados y 61 senadores, es ya la primera fuerza de la oposición.

Cuauhtémoc Cárdenas, fundador y líder moral del partido, cuyo distanciamiento del candidato, Andrés Manuel López Obrador, es inocultable, rompió ayer el silencio que había mantenido en estas últimas semanas. En un artículo publicado ayer, Cárdenas instó a resolver cualquier desacuerdo en los tribunales electorales y llamó a todos los partidos a llegar a un consenso.

Un sector de la izquierda histórica reprocha a López Obrador el haberles "marginado" y haber desdibujado el partido en su lucha por el poder, al rodearse de "tránsfugas" del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México entre 1929 y 2000.

Las tensiones latentes emergieron en toda regla el jueves, cuando Lázaro Cárdenas, gobernador perredista de Michoacán e hijo del veterano político, y Amalia García, gobernadora del Estado de Zacatecas, fueron convocados por López Obrador para que explicaran los ajustados resultados del PRD en sus territorios. Simpatizantes del candidato presidencial insultaron a Cárdenas con gritos de "¡Traidor!".

Los allegados a López Obrador acusan a ambos gobernadores de no haber hecho lo suficiente para aumentar el voto en sus feudos, algo que Amalia García, rechazó de plano. Otras voces del partido han empezado a desmarcarse de las movilizaciones. El gobernador del Estado de Guerrero, Zeferino Torreblanca, anunció que no asistirá al mitin de hoy.