Mascarell apuesta por la "vía cultural"

Para evitar cualquier paralelismo con el episodio de los papeles de Salamanca y ahorrar en rifirrafes territoriales, el Gobierno catalán quiere apostar por un "planteamiento cultural y no político" en la resolución de la crisis con el Gobierno de Aragón. Así lo expresó ayer el consejero de Cultura, Ferran Mascarell, quien considera que la labor de los políticos no debe ser la de establecer la propiedad de las 113 obras de arte en litigio en Lleida, sino ver qué uso se hace de ellas.

Mascarell, también presente en la reunión entre Pasqual Maragall y Marcelino Iglesias, recordó que la propiedad de estas obras es de la Iglesia y que ahora es un tribunal eclesiástico el que debe decidir su futuro. En cambio, la negociación política sí puede ayudar a que las obras de arte, como bien cultural, estén al alcance de cuantos se interesen por ellas sin necesidad de grandes desplazamientos. El Gobierno catalán no oculta que su opción pasa por gestionar las obras mano a mano con el Ejecutivo aragonés de manera que puedan exponerse en cualquier punto de ambas comunidades de forma rotatoria.

"Difícilmente encontraremos una salida negociada al conflicto si basamos la discusión en la propiedad de las obras; por el bien de todos debemos reorientar el debate y hablar de cómo, dónde y bajo qué condiciones se podrá disfrutar de ellas".

Pero Mascarell no lo tendrá fácil para que esta tesis prevalezca, pues el Gobierno está en minoría en el Parlament también en este aspecto. Ayer, el portavoz parlamentario de Convergència i Unió, Felip Puig, negó categóricamente que un tribunal eclesiástico pueda decidir sobre la propiedad de las obras de arte. "Cuando el tribunal eclesiástico decida, los tribunales civiles catalanes deberían tener la última palabra", señaló.