Habitaciones acorazadas para protegerse en caso de agresión
El incremento de los asaltos violentos a viviendas ha provocado un significativo aumento de la demanda de habitaciones del pánico, una especie de cámara que los inquilinos habilitan en una estancia de la casa para protegerse de la cada vez más agresiva conducta de los delincuentes.
El blindaje de un aposento del domicilio para evitar el acceso de los ladrones no es un fenómeno nuevo, pues ya hace años que los propietarios de chalets, sobre todo si están situados en lujosas zonas residenciales, vienen instalando puertas blindadas en sus sótanos y bodegas, tanto para guardar bienes de valor como para guarecerse en caso de detectar la presencia de atracadores. Sin embargo, el incremento de asaltos cometidos en viviendas mientras sus propietarios duermen ha comportado que éstos opten por bunkerizar los dormitorios principales, con el objetivo de poder permanecer en una estancia blindada tan pronto como se tiene sospecha de que hay un intruso en casa, sin necesidad de desplazarse por la misma.
El presidente de la Asociación Catalana de Empresas de Seguridad (ACES), Fernando Fernández, asegura que estos sistemas de seguridad han experimentado en el último año "un aumento importante", muy superior proporcionalmente al del resto de las medidas de seguridad, como la instalación de alarmas o de cámaras de vigilancia para controlar los movimientos en el exterior de la vivienda. Este tipo de estancias seguras se habilitan principalmente en casas de nueva construcción, pero también en domicilios que ya han sufrido robos o cuyos propietarios han sido víctimas de la violencia de los asaltantes, también conocidos como murcigleros, ya que acostumbran a actuar de noche y vestidos de negro. "Hace más de un año que ocurren estos asaltos, pero hasta ahora no habían salido a la luz. Son muchos más casos de los que aparecen en los medios", dijo una responsable de una empresa de seguridad.
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