Un policía, reconocido víctima del terrorismo por una paliza en 2002

El policía Sebastián N. L. ha conseguido, tras cuatro años de litigios, que le sea reconocida la condición de víctima del terrorismo por las heridas que sufrió durante una paliza que recibió de un grupo de radicales durante los Sanfermines de 2002, que le llevó al coma y le ha dejado como secuela una invalidez permanente. Este reconocimiento se produce gracias a las gestiones de Gregorio Peces-Barba, alto comisionado del Gobierno para las Víctimas del Terrorismo, a pesar de que los agresores fueron absueltos y ni siquiera fueron juzgados por un delito de terrorismo, sino por desórdenes y lesiones.

Sebastián patrullaba vestido de paisano y con el pañuelo rojo al cuello, en julio de 2002, cuando fue reconocido por un grupo de radicales que llevaban enrolladas pancartas de apoyo a los presos etarras. Los radicales le arrojaron pintura para luego poder identificarlo. Más tarde, cuando el agente retiraba una pancarta de apoyo a ETA, fue apaleado hasta quedar inconsciente y en coma con traumatismo craneoencefálico.

El caso fue instruido por Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional, pero ésta se inhibió en la Audiencia de Pamplona. Allí, pese a que la agresión estaba grabada en vídeo, los únicos tres identificados fueron absueltos. El recurso del agente fue rechazado. El reconocimiento como víctima supone que cobrará 50.000 euros de indemnización y el 200% de su sueldo sin retenciones.