Agua y solidaridad

El día 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua. Al mismo tiempo, en Ciudad de México tenía lugar el IV Foro Mundial del Agua, donde los distintos actores discutían sobre si el agua es un derecho o una mercancía. Está claro que el agua es un líquido necesario para el desarrollo de todos los tipos de vida, de modo que existe cierto consenso a que todo ser humano debe disfrutar de unos estándares de agua para el desarrollo de sus necesidades vitales.

Todo esto lleva al conflicto del agua, que parece que nuevamente se reabrirá en la Comunidad Valenciana, pues el Gobierno valenciano se gastará un millón de euros en una campaña publicitaria para reclamar el trasvase derogado por el Gobierno central. Esta campaña, supongo, no introducirá elementos de juicio novedosos a los esgrimidos años atrás para reclamar el agua del Ebro. Padecemos escasez de agua y como el Ebro "lanza" al mar ingentes cantidades de agua (7.000 hectómetros cúbicos), sean solidarios con nosotros que sólo pedimos una ínfima parte (350 hectómetros cúbicos). Nadie se pregunta cómo se ha llegado a esta situación, esto es, cómo se ha producido el desfase entre la oferta y la demanda de agua (de ahí la escasez). Tampoco, creo, que en esta campaña se nos dirá a qué precio se fijaría el agua que vendría del Ebro, porque ahí reside la solución a este problema. En fin, se nos habla de escasez de agua pero no de precios, de solidaridad entre españoles, de la necesidad de agua como recurso vital para nuestro desarrollo... pero pregunto: ¿habría una contracorriente (trasvase) de recursos con los excedentes enjugados en las actuaciones urbanísticas (PAI's) realizadas al socaire del trasvase Ebro? Y otra pregunta: si el Ebro desembocara en el norte de Castellón ¿seríamos tan solidarios con catalanes y aragoneses, si padecieran problemas de escasez de agua.