"En el flamenco, todo está inventado"
El título del disco lo dice prácticamente todo: Mi forma de vivir. Después, cuando empieza a sonar, es fácil hacerse una idea de cuál es esa forma de vivir. "En este disco todas las opiniones son mías, he escogido los cantes y la forma de cantarlos, nadie me ha dicho por dónde tenía que ir", explica Duquende sin ocultar un cierto orgullo por ese quinto plástico que acaba de aparecer en las tiendas editado por K Industria. "No reniego de ninguno de mis trabajos anteriores, ¡por supuesto!, pero tenía ganas de hacer las cosas que me gustan sin que nadie me dijera nada. Hasta la fecha yo había sido el niño bonito de Paco de Lucía, de Tomatito, de Isidro Muñoz... Ha sido magnífico, he aprendido todo con ellos pero ahora creo que ya estoy preparado para opinar por mí mismo".
Duquende acaba de cumplir 41 años pero sigue manteniendo la imagen y las maneras de joven cantaor. Sólo una cosa ha cambiado, ahora el joven cantaor irradia una madurez envidiable, cuando habla de música su voz no se quiebra en ninguna duda y sólo espera poder seguir ese camino en paz y tranquilidad tanto con los autoproclamados flamencólogos como con sus compañeros de profesión y, sobre todo, con el público. "Subí por primera vez a un escenario cuando tenía nueve años y de la mano de Camarón. Desde entonces no he parado". Un no parar que le ha llevado en los últimos tiempos a combinar sus propias actuaciones con su militancia activa en el grupo de Paco de Lucía o su participación en el prospectivo proyecto Qawali jondo (o Qawali flamenco, de las dos formas se ha anunciado) junto a músicos tradicionales paquistaníes. "Son ya seis años con Paco de Lucía y ahora saldremos otra vez de gira. Eso es lo más grande que le puede pasar a un cantaor. Me siento muy a gusto en su grupo, por muchos proyectos que tenga nunca podré dejarlo. Gustándole a Paco me da igual lo que diga la gente".
Y la gente ha dicho de todo. "Me ha costado abrirme paso, pero el cante tiene que costar, tienes que pasar fatigas para que el flamenco que hagas sea puro. Soy un buen aficionado, escucho todo y a todo el mundo y eso también es muy importante. Es esencial escuchar flamenco antiguo, asimilarlo y después hacerlo moderno porque el flamenco no ha cambiado, no debería cambiar. En el flamenco no hay nada que inventar, todo está inventado. Evolucionar sí, meter tu alma, pero con los pies bien clavados en el fango de lo antiguo". Duquende habla con seguridad pero tampoco quiere sentar cátedra o enfrentarse a nadie. "Dicen que los jóvenes no entienden de flamenco antiguo pero no es necesario entender. Nadie entiende de flamenco, yo no entiendo de flamenco: a mí un cante me llega o no me llega y ya está. Lo importante es oír y sacar tus opiniones. Ahora la mayoría de los cantaores jóvenes no oyen flamenco antiguo, sólo se oyen entre ellos y ya no hay gente como Rancapino, Pansequito o Camarón para que puedan oírlos".
El nombre de Camarón, cual Guadiana, aparece y desaparece en la conversación. Duquende se considera como uno de los primeros cantores que han surgido detrás de Camarón, tras su muerte. "En estos momentos no se puede cantar flamenco sin pasar por el alma de Camarón. Cuando murió se acabó el cante", afirma rotundo. "Marcó una división muy clara en el flamenco llevando cada cante a la perfección y poniendo cada palo en su lugar, como tiene que ser".
Duquende nació en un barrio periférico de Sabadell, en un cinturón industrial de Barcelona. Un dato nada banal que también ha marcado su carrera. "Durante muchos años me decían que no podía cantar así siendo catalán y, en otras ocasiones, cuando después de cantar me felicitaban, decirles que era catalán, era como si les diera un puñetazo en el estómago. Cuando me decían esas cosas yo les decía: con permiso de Carmen Amaya, y se callaban. Se puede ser catalán y cantar flamenco porque el cante está en todos los lugares, es cosa de genes. Sabicas era pamplonés y Carmen Amaya barcelonesa".
El próximo 26 de abril presentará este nuevo trabajo en el Auditori barcelonés dentro de una gira (aún sin fechas confirmadas) que le llevará por los cuatro rincones de la Península.

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