Antídoto contra la música tecnificada

Hace poco más de un año, el surfero californiano Jack Johnson sorprendía por su capacidad de comunicación en una sala para un par de miles de espectadores. Por eso, al celebrarse este concierto en una plaza de toros para al menos el doble, surgía la duda de si la cosa sería para tanto. Pues la verdad es que este cantante de folk, pop y buen rollito superó la prueba. Nunca se había visto por allí tanto practicante de surf y tanta gente bien, todos guapos y bien vestidos.

Sonaron un montón de canciones, cortitas y muy fáciles, pertenecientes a los tres álbumes del cantante, con especial parada en el del año pasado, In between dreams. La orquestación, como era esperable, dependía del peculiar rasgueo de guitarra de Johnson al acompañarse con ella, una sección rítmica casi a volumen acústico y un pianista y acordeonista que aportaba las soluciones armónicas. Nada más y nada menos y, desde luego, todo un antídoto contra los excesos de la música que depende demasiado de la técnica. Ése es su acierto.