Entre la genialidad y la Academia

POETA DESDE la adolescencia -empezó a escribir con apenas 13 años-, a los 18 publicó Pere Gimferrer su primer libro, Mensaje del Tetrarca y, tres años después, en 1966, obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su ya mítico libro Arde el mar. Luego siguieron otros premios: el de Literatura Catalana, el Ciudad de Barcelona, el Nacional de Traducción, el Nacional de las Letras, el de la Crítica, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

... Tantos que a estas alturas es el escritor más premiado del panorama nacional. En 1985 ingresó en la Real Academia Española para sustituir a Vicente Aleixandre, el Nobel al que conoció cuando tenía 20 años, convirtiéndose entonces en el más joven de sus miembros. Clásico y a la vez vanguardista, de su vigor literario dan cuenta también sus numerosos ensayos, su novela Fortuny, por la que recibió el Premio Ramón Llul y su vasta producción periodística.

En 1996 publicó Mascarada, un poemario denso y conmovedor que junto con El agente provocador, publicado dos años más tarde, supusieron la inflexión más importante en su obra. Poco después de la muerte de su primera mujer, María Rosa Caminal, protagonista en buena parte de los dos libros anteriores, el poeta se reencuentra con Cuca de Cominges, la que fuera su novia en los años sesenta y con quien interrumpió la relación en 1969, fecha a partir de la cual vuelve a escribir en catalán. Hasta Interludio azul y Amor en vilo, escritos, de nuevo, en castellano.