Henry Thoreau, hoy

Manuel Rivas habla en su artículo del sábado pasado de Henry Thoreau, un pacifista estadounidense que a principios del siglo XIX fue encarcelado por negarse a pagar los impuestos militares a un Gobierno que permitía la esclavitud y mantenía una guerra de rapiña con México. Dice que lo echaron de la prisión porque tenerlo ahí era un escándalo (y sobre todo, añado yo, porque una tía suya pagó por él sin que desde la prisión pudiera hacer nada por evitarlo).

Han pasado ya 200 años y, sin embargo, la historia se repite. Lo de las guerras de rapiña y la esclavitud travestida de colonialismo es cosa sabida. Lo que no es tan conocido es que también en los Estados Unidos de hoy hay gente que se niega a pagar los impuestos militares y que sufre condenas de prisión por ello. A principios de marzo, Joe Donato y Kevin McKee han sido encarcelados para cumplir sendas penas de 24 y 27 meses, respectivamente, por haber actuado de acuerdo con su conciencia y haber realizado objeción fiscal a los impuestos militares de su país.

Son personas sencillas que sólo aspiran a vivir de acuerdo con su conciencia.

Los medios de comunicación no nos hablan de ellos, aunque son interesantes: si la objeción fiscal se extendiera en Estados Unidos, el mundo daría un gran paso hacia la civilización frente a la militarización.

No sólo en Estados Unidos. También en España hay personas, ya varios miles, que al hacer la declaración de la renta se han declarado objetoras fiscales a los gastos militares. Año tras año, la única respuesta del Estado a su declaración es el silencio, primero, y el embargo, después. Queda bonito hablar de alianza de civilizaciones, pero si se sigue diciendo que defender a la sociedad es lo mismo que apostar por lo militar, pocas cosas van a cambiar.