De oro
Sumar 39 goles a estas alturas del campeonato y jugar como lo hizo España durante 35 minutos ante Eslovenia permite pensar en la medalla de oro. El equipo español ha alcanzado tal nivel que la ambición debe ser, es ya, seguro, máxima.
La actitud del equipo español fue estupenda durante todo el encuentro. Pero en muchos minutos de la primera parte acusó la dificultad de jugar frente a un equipo que no se jugaba nada. El mejor ejemplo es lo que le sucedió en el grupo II a Islandia. Su rival, Noruega, al igual que Eslovenia ante España, no se jugaba nada. Es más era la colista. Y sin embargo venció a Islandia y le privó estar en las semifinales.
España salvó el escollo gracias a esa actitud, al genio que le ponen todos sus jugadores y ayer, en los instantes de mayor apuro, gracias a las sensacionales acciones de Alberto Entrerríos. En el minuto diez, España se vio obligada a cambiar su defensa a 6-0 porque los eslovenos saben atacar con acierto la defensa 5-1 con la que trató de frenarles España. La falta de acierto defensivo en aquellos instantes le privaba al equipo español de su mejor arma, el contraataque. Evitar algunos de los goles que encajó es uno de los aspectos que debe mejorar, especialmente el marcaje al pívot rival (Rutenka), porque en ataque, no siempre va a conseguir acercarse a los 40 goles. Pastor ya había advertido que, a veces, le cuesta a España meterse en los partidos.
Los cinco últimos minutos de la primera parte resultaron cruciales porque España consiguió un parcial de 1-4 que le dio un respiro y le permitió mejorar de manera ostensible. A partir de entonces, todo funcionó mucho mejor. España se afianzó en su defensa 6-0 y desarrolló su mejor juego, corriendo al contraataque y desarbolando a la defensa eslovena. Uríos e Iker Romero estuvieron brillantísimos en la segunda mitad y se unieron al completísimo trabajo de Entrerríos. Estas individualidades son las que permiten llegar a marcadores cercanos a la cuarentena de goles. El juego desplegado en esos 35 minutos últimos minutos permite pensar en conseguir el mayor logro. El resultado, máxime si se tiene en cuenta que la portería no estuvo a un nivel brillantísimo, da un altísimo grado de confianza al equipo.
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