Deplorable reacción

Tanto o más insólito que el discurso del teniente general José Mena resulta la reacción del PP. Lejos de objetar el contenido del discurso, se han limitado a criticar que un militar se haya inmiscuido en cuestiones políticas que no le corresponden. Para a continuación disculpar las amenazas golpistas de Mena aduciendo que el discurso es "el reflejo de la situación que estamos viviendo". Estas palabras del secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, han sido ratificadas, tras dos días de elocuente silencio de la cúpula del partido, por el mismo Mariano Rajoy, afirmando que algo habrá pasado para que un militar se plantee públicamente la posibilidad de un golpe de Estado.

Dicen los dirigentes del PP que no "justifican" las palabras de Mena, que sólo tratan de "explicar" el hecho de que se hayan producido. Lo mismo que hacen los nacionalistas vascos cuando anuncian que "ETA es la expresión de un conflicto irresuelto en el País Vasco", o cuando dicen ante las víctimas civiles del terrorismo aquello de "algo habrán hecho para que ETA les mate". El PP, durante mucho tiempo, ha criticado con buenas razones esta forma de hipocresía política. Pero cuando surge un militar amenazando con romper el orden constitucional (por supuesto, para salvar la Constitución, como siempre dicen los golpistas), el PP se siente obligado a proporcionar una explicación que nadie le ha pedido, dando a entender que si hubiera un golpe, la responsabilidad no sería de los militares, sino del Gobierno de España, por no haber rechazado un Estatuto aprobado por casi el 90% de los representantes de Cataluña. Y luego se sorprenden de que todavía haya gente que dude de sus credenciales democráticas.