Morales asegura a las empresas españolas que no tienen nada que temer de su Gobierno

El presidente electo de Bolivia, Evo Morales, dejó ayer en Madrid, en la despedida de su visita de dos días, un mensaje tranquilizador a las compañías extranjeras con presencia en el país latinoamericano. El líder indígena, de gira por Europa, aseguró que los empresarios españoles y europeos no tienen nada que temer del futuro Ejecutivo boliviano, y excluyó a la petrolera Repsol YPF, el mayor inversor extranjero de Bolivia, del grupo de "bandidos" y "contrabandistas" empresariales a los que ha denunciado en los últimos días. Morales partió hacia Bruselas tras reunirse con los dirigentes de CC OO, UGT e IU.

La visita de Morales a España, que jurará su cargo el 22 de enero, había levantado gran expectación por las polémicas declaraciones del líder cocalero tras su histórica victoria electoral, el 18 de diciembre. El dirigente indígena estudia nacionalizar los recursos energéticos y aumentar los impuestos a las petroleras, pero también insistió ayer en que "Bolivia necesita socios para invertir", para impulsar las reformas sociales y educativas.

Con un discurso más moderado que el realizado días atrás, Morales intentó tranquilizar a las empresas en su primer viaje a España: "El Estado boliviano va a ejercer el derecho de propiedad sobre los recursos naturales como cualquier Gobierno. Vamos a nacionalizar, pero eso no significa confiscar ni expropiar ni expulsar a las empresas. Vamos a ser radicales con las empresas petroleras que no cumplen con las leyes bolivianas, que no pagan impuestos y que son contrabandistas", indicó sin citar compañías en concreto.

Lo que sí dejó claro es que Repsol YPF no está entre los "bandidos" empresariales, que no pagan impuestos, a los que ha denunciado en los últimos días.

"Queremos que las compañías extranjeras sean nuestros socios", dijo tras reunirse con los líderes de UGT, Cándido Méndez, y CC OO, José María Fidalgo. Los dirigentes sindicales le ofrecieron su colaboración para "allanar dificultades o solucionar problemas" que se puedan plantear en el futuro. Como prueba de que las empresas españolas presentes en Bolivia "no tienen nada que temer" y de la buena relación con algunas de ellas, Morales citó a PRISA (grupo editor de EL PAÍS), que "parecía ser el jefe de campaña del MAS [Movimiento al Socialismo]", el partido de Evo Morales. Explicó que, antes de su compra por PRISA, un grupo de comunicación boliviano "satanizaba totalmente a los movimientos sociales y cocaleros" e impulsaba una "campaña sucia" en su contra, situación que cambió, dijo, cuando entró el grupo español.

En un encuentro con el Real Instituto Elcano, Morales reiteró que en Bolivia van a cambiar las reglas de juego. Las petroleras, con las que se mantendrá el diálogo, deberán adaptarse, advirtió, a las nuevas condiciones. Así se lo hicieron saber a los directivos de Repsol en la reunión mantenida el miércoles, que Carlos Villegas, asesor del presidente electo boliviano en materia económica, calificó de "amena".

Si bien el MAS tiene como objetivo enterrar el liberalismo económico y dar al Estado las riendas de la economía, el nuevo Gobierno desea explorar la vía de un modelo mixto: una economía estatal que coexista con empresas privadas. Morales alabó a Fidel Castro, de quien dijo que no es un dictador ("he visto de cerca cómo son las elecciones allá") y a Hugo Chávez, a los que calificó de "víctimas del imperio".