Bono se lía con el callejero de Madrid

A José Bono le traicionó el subconsciente. Tras la solemne ceremonia de izado de la bandera española en la plaza de Colón, a cargo de una compañía de la Guardia Civil, en presencia de los presidentes del Congreso y el Senado, Manuel Marín y Javier Rojo, las cámaras rodearon al ministro de Defensa. "La Constitución", dijo, "goza de buenísima salud" porque, pese a la crispación política, "hoy la votaríamos muchísimos más españoles que los 15 millones de hace 27 años. La votaríamos los 11 millones de votantes del PSOE, los 10 del PP; entre ellos, los treinta, cuarenta o cincuenta mil que se manifestaron el otro día en la plaza de Oriente....".

Nada más decirlo, intentó rectificar. Volvió a grabar sus declaraciones y rogó a los periodistas que no le tuvieran en cuenta el lapsus, porque "hoy es un día para subrayar lo que nos une y no lo que nos separa" y era totalmente ajena a su ánimo "cualquier intención de crítica a un partido constitucional".

Fue en vano. Con la inmisericordia de un falso directo, cadenas de radio y televisión emitieron tanto el error como la rectificación, de forma que el primero quedó aún más patente.

Apenas medio kilómetro, por la calle de Arenal, separa la Puerta del Sol, donde el PP reunió el sábado a sus seguidores, de la plaza de Oriente. Pero en el inconsciente de la mayoría de los españoles, la primera está asociada a las campanas de Nochevieja, mientras que la segunda es el escenario donde un Franco ya decrépito recibía la adhesión de sus inquebrantables.

Bono, según un colaborador, no quiso molestar a nadie. Tal vez pensaba que, hace 27 años, los que acudían a la plaza de Oriente no votaron la Constitución. Tampoco lo hizo AP, antecesor del partido que se manifestó el sábado en la Puerta del Sol.