Subida precipitada
El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a errar. No por esperada deja de ser inconveniente la decisión, adoptada ayer, de elevar el tipo de interés en la eurozona, por primera vez desde hace cinco años, en un cuarto de punto, hasta situarlo en el 2,25%. El inusual anuncio anticipado de este movimiento por parte de su presidente, Jean-Claude Trichet, hace dos semanas, obtuvo un consenso unánime de todo tipo de agentes acerca de la improcedencia de tal decisión. El FMI, la OCDE, la Comisión Europea, el presidente del Eurogrupo, los ministros de Finanzas de la UE, entre otros, se manifestaron contra el endurecimiento de la política monetaria. Las razones son contundentes.
Primero, porque no hay lugar a temores de repuntes inflacionistas. Aunque los precios están por encima del límite del 2% establecido por el BCE, han reducido su crecimiento en la zona euro hasta el nada inquietante 2,4%. Una vez deducidos los precios de los componentes más volátiles, entre ellos la energía, la correspondiente inflación subyacente se sitúa en el 1,5%. Y las expectativas son de continuidad de la moderación.
Segundo, porque la recuperación económica de la eurozona es, en el mejor de los casos, muy tímida. El incremento del PIB del área tardará muchos meses en aproximarse al crecimiento potencial; el de la demanda de consumo sigue lastrado por una falta de confianza de las familias de las principales economías, Alemania de forma destacada. Con la excepción de Irlanda y España, las expectativas de ventas al por menor en la campaña navideña arrojarán resultados inferiores a los de 2004. La moderación de los salarios en el conjunto del área tampoco invita a la inquietud inflacionista.
Lleva razón el último informe de la ortodoxa OCDE cuando, tras recordar que la eurozona es el bloque que menos crece, advierte de la fragilidad de la esperada recuperación. Como ya hiciera el FMI, su recomendación al BCE es que tenga paciencia, y no suba los tipos antes de un año. Al hacerlo ahora, el Banco arriesga su credibilidad. Ojalá que este hecho sea únicamente un tropiezo más y no el episodio que impida salir de la convalecencia de la eurozona. Trichet, por el momento, no ha desvelado qué hará a partir de ahora.
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