El pueblo revive la tensión que generó en 1988 un vertedero

Cuando José Ramón Gómez Cueli (PP) llegó ayer al Ayuntamiento siendo todavía primer edil, encontró el edificio ocupado por un centenar de vecinos que impedían el paso al salón de plenos donde se debatiría más tarde la moción de censura de nueve concejales tránsfugas del PSOE y PP. Éstos llegaron a las nueve de la mañana al Consistorio. Fueron recibidos con absoluto silencio por parte de los concentrados. El grupo se dirigió a la oficina de la secretaría. Y allí se quedó.

"El ambiente de división aquí es igual al que se vivió cuando el vertedero", afirmó un vecino de 71 años, apretujado, como todos, junto a las escaleras del edificio. El hombre hacía referencia a los disturbios callejeros que vivió el pueblo en 1988, cuando se planeó instalar allí un vertedero de residuos tóxicos, que finalmente se instaló en Nerva (Huelva). "Se podían haber esperado, sólo falta año y pico para las próximas elecciones [municipales]. Es de vergüenza", zanjó en voz alta. "Calladita la boca, como corresponde", le dijo otro vecino. La consigna era todavía mantener la calma y la serenidad.

"¡Alcalde!"

A las 10.00 apareció Gómez Cueli, arropado por el coro de los vecinos que le esperaban y que por primera vez rompían la quietud del ambiente. "¡Alcalde, alcalde!", le gritaban. A algunos se les saltaron las lágrimas. Tras disculparse con los medios de comunicación por "las condiciones de la situación", el todavía regidor se dirigió a la oficina del secretario para hacerle "una consulta". Allí encontró a los nueve ediles tránsfugas. Al cabo de 50 minutos, se escuchó: "Respete usted al alcalde de este pueblo", gritó Gómez Cueli, "¡Salgan de aquí!".

Más tarde explicó: "He pedido que me dejen hacer una consulta y no me han dejado. Violan el derecho a la información que tiene el alcalde". Los vecinos siguieron con sus gritos de apoyo.