Lo genial y lo inútil

El festival Días para la Nueva Música ha tenido este año sabor español. Se programaban en Zúrich obras de Roberto Gerhard, Francisco Guerrero -nada menos que siete-, José Manuel López López, David del Puerto y Enrique Hernandis Martínez. El concierto de la Orquesta de Valencia presentaba la Tercera Sinfonía de Gerhard, Zayin I y Coma Berenices de Guerrero y el estreno de Retratos históricos de Hernandis Martínez. Un recorrido por 45 años de creación y la posibilidad de ofrecer una imagen de lo que ha sido y es la música española.

La sesión empezó con Zayin I, un alarde de imaginación para un violín que debe superar una sucesión implacable de escollos técnicos y expresivos, cosa que hizo formidablemente David Alberman. Por su parte, la Orquesta de Valencia brilló a excelente altura en Coma Berenices y en la Tercera de Gerhard. Son dos grandes obras que lucen entre lo mejor de la música española de cualquier época y requieren intensidad, fuerza y equilibrio a partes iguales. Yarob Traub demostró comprenderlas y apreciarlas y sus versiones fueron fieles al genio de sus autores, cosa que el público agradeció con aplausos muy prolongados.

Por el contrario, el estreno de Hernandis Martínez (Cárcer, Valencia, 1977) vino a demostrar ese axioma que dice que el arte no se hace sólo con buenas intenciones. Retratos históricos quiere ser un homenaje al Madrid sufriente y superador de sus tragedias -de la guerra de la Independencia a los atentados de Atocha-, pero el intento naufraga en lo puramente musical. Elegir como motivos principales citas de Los nardos de Alonso, La violetera de Padilla o Madrid de Agustín Lara es como para echarse a temblar, se conozca o no su origen, pues funcionan muy mal como generadoras de un discurso que se pretende serio. Y los resultados lo confirman a través de una música tópica, sin ideas. No se le ha hecho un favor al autor colocándole al lado de dos genios, pero tampoco hubiera pasado la reválida con otra compañía.