Con perfume oriental

La madurez de Dani Pannullo se pone de manifiesto en esta compleja pieza para 11 bailarines de muy diversos estilos y formaciones, aglutinados bajo un paraguas estético muy vertical; Desordances 1 quedará seguramente como una las mejores ofertas de esta temporada. Con el tema del zodiaco chino, la obra se divide en 12 partes. Los artistas se suceden orgánicamente en esos pequeños recitales individuales, cada uno con su poesía y su vida interior hasta llegar luego al tutti coral final. Se siente como si todos los intérpretes tuvieran muchas cosas que decir, y en general su danza es siempre rigurosa y concentrada, de una latente espiritualidad y con un regusto orientalista que Pannullo domina y distribuye con eficacia.

La música de Stevens es de una enorme belleza, con un uso virtuoso de los medios electroacústicos; a eso se suma el excelente trabajo de David Delfín en el vestuario, donde, con pocos elementos y apenas el uso del color blanco, viste lo estrictamente necesario para que ese baile de tan fuerte fisicalidad se demuestre y brille. Especialmente conmovedor el solo de Cynthia González, donde los acentos de la danza japonesa butoh se mezclan con materiales de propia cosecha.