OPA eléctrica

Me sorprende la indulgencia con que juzga el diario EL PAÍS la OPA de Gas Natural sobre Endesa en su editorial del día 7 de septiembre. Todo parece perfecto y positivo: el Gobierno es imparcial y benevolente, aunque se reconoce, eso sí, "la sintonía entre los ministerios competentes" y la empresa Gas Natural. El sinsentido del editorial es patente: o el Gobierno es benevolente, o es imparcial; pero ambas cosas a la vez, no.

Se prosigue calificando positivamente la operación como "apuesta ambiciosa". ¡Incluso se afirma que a Endesa se le va a brindar "un horizonte claro" al ser absorbida por su rival! De hecho, se aboga porque la citada OPA sería más saludable que se torne en amistosa en vez de hostil, que es lo mismo que decirle a Endesa que la acepte complaciente. Todo ello apelando a que el resultado final sea el de una mayor competencia en el mercado en beneficio de los consumidores. Así pues, la posición del periódico está clara, pero como digo me choca pues las informaciones que nos da en la sección de Economía no pueden ser más preocupantes, tanto para el sistema energético nacional como para el consumidor: Endesa desaparece mediante un acuerdo previo -subrayo, acuerdo previo- de las otras dos empresas energéticasde la competencia, Gas Natural e Iberdrola. Estas dos se convertirían en la práctica en un duopolio eléctrico, y el servicio del gas en España se transformaría en un monopolio para Gas Natural, empresa que además tendrá que endeudarse hasta las cejas para realizar la compra, pues el capital de Endesa vale el doble que el capital con que cuenta la propia Gas Natural. Frente a esto, ¿un Gobierno socialista no tiene nada más que decir que sentirse benevolente, y un periódico progresista como EL PAÍS sólo puede publicar un editorial tan complaciente? Como asiduo lector de este periódico, estoy realmente sorprendido.