Jacob Arjouni pone en evidencia el peligro del deseo en 'Cinco idiotas'

Un hada se aparece a cinco personajes que atraviesan un momento difícil en sus vidas. Les concede un deseo que no tenga que ver con la salud, el dinero, el amor o la inmortalidad. Pero cuidado; así como "no existe un deseo único y absoluto, a veces es mejor no desear nada", comenta el autor de Cinco idiotas (Siruela), Jacob Arjouni (Francfort del Meno, 1964).

Al desear, los cinco personajes tendrán que enfrentarse a su realidad para poder seguir adelante. Un escritor, famoso por una tira cómica, se considera un autor menor y busca crear la gran obra; un prometedor y joven director de cine se paraliza ante el miedo al fracaso; una madre manipuladora y absorbente intenta controlar la vida de su hijo; un publicista, que no sabe defender sus ideas ante su socio, se esconde detrás de una actitud de amortiguador de conflictos, y un periodista free-lance, casado con una pianista famosa y con un hijo con dotes de escritor, busca reconocimiento profesional. Éstos son los protagonistas de los cinco relatos cortos que se hilvanan en una obra unitaria.

Con situaciones difíciles, pero en clave de humor, el escritor alemán, autor de la serie policiaca protagonizada por el detective Kayankaya, traza una mirada irónica a través de los deseos de sus protagonistas. Una mirada relativista, y a veces hasta absurda, desde el punto de vista de un hada que más bien parece una ejecutiva impaciente y distante que sugiere a "los clientes" que pidan un lavavajillas o plantea interrogantes que les hacen pensar. "Solemos ver la idiotez en los demás y nunca la nuestra", explica Jacob Arjouni, que ganó el premio alemán de Novela Policiaca en 1992, y que en esta obra reflexiona sobre la falta del conocimiento individual.