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Cerraba la Orquesta de la Comunidad de Madrid su temporada con un programa que dejaba constancia de sus líneas maestras: recuperación de música española, estrenos de autores propios e ir haciendo repertorio.

Para cubrir la primera intención, Luis Aguirre extrajo de Una aventura de Don Quijote, de Jesús Guridi, toda su buena factura y su generosidad expresiva.

De Shostakovich firmó una versión correcta en líneas generales que fue poco a poco perdiendo gas.

En su Concierto para acordeón y orquesta, Jesús Torres (Zaragoza, 1965) demuestra toda su excelente técnica orquestal, su dominio para la creación de un clima que llega del tratamiento de un magma sonoro que, sin embargo, adolece de una uniformidad pocas veces quebrada hacia un vuelo que no acaba de levantarse.

Edificio que no crece

Es como si hubiera construido una base enormemente sólida para un edificio que no crece. Hay solemnidad, no emoción; hay color, pero no línea; hay escritura, pero no despega el estilo.

Queda la demostración de un talento al que aquí se le debe pedir más, incluso haber exprimido con mayor intensidad las posibilidades de un solista sensacional como es Iñaki Alberdi.