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Mi padre cobró el año pasado una pensión que no llegaba a 500 euros mensuales. Con esa cantidad han de mantenerse él y mi madre. El pasado julio, mi madre cumplió 65 años y por eso solicitó una pensión no contributiva por jubilación. En las oficinas del Departamento de Bienestar y Familia le dijeron que le correspondían 60 euros mensuales. Pareciéndome que era una cantidad irrisoria escribí al Síndic de Greuges, porque además estaba convencida de que otros jubilados se encontraban en la misma situación que mis padres. El Síndic me respondió que era sensible a la situación de precariedad en la que vivían algunas personas mayores, y que por eso ya lo había denunciado en años anteriores en su informe anual al Parlament (sin ningún resultado, interpreté yo). Lo que no sabe el Síndic de Greuges es que esos 60 euros mensuales también le fueron denegados a mi madre, ya que, según Bienestar y Familia, la pensión de mi padre sobrepasa los límites establecidos por la ley que regula las pensiones no contributivas en Cataluña.