Orejas de saldo

En la muy desigual, pero bien presentada novillada de Nazario Ibáñez, hubo de todo. Un rosario de variedad en tipo y en juego. Su nota media en varas fue aceptable. El más completo fue el tercero, un castaño bien hecho y armónico de pitón a rabo. Tuvo estilo de bravo con el caballo, alegría en banderillas y transmisión en la muleta. Raúl Martí estuvo con él certero y cumplidor en banderillas. Le puso empeño en la muleta con un buen comienzo por el lado derecho, pero no terminaron de entenderse novillo y novillero. En faena de más a menos, contó mucho el peso del paisanaje para el premio final. El sobrero de José Cruz, muy corretón de salida, fue manso en el caballo y muy flojo. En esta ocasión Martí no anduvo muy fino en banderillas, pero entendió mejor en la muleta a manso tan declarado. La faena, iniciada en los medios, acabó en las tablas sin perder cierto interés.

Álvaro Justo le cortó una oreja al segundo, que ni humilló ni tuvo entrega, en una labor más de detalles que de conjunto. Más superficial que profunda, que en algunos pasajes resultó incluso movidita. El quinto gastó toda su pólvora en varas, donde empujó y se empleó de verdad. Pero ahí acabó todo. Parado en la muleta, Álvaro Justo abrevió. Sergio Marín dominó la situación en sus dos novillos, pero con excesiva pulcritud, ceremonioso y sin apenas interesar.