Pedagogía tolerante

El ajedrez, el juego más antiguo del mundo, e Internet, el colmo de la modernidad, han unido a César, un católico madrileño, y a Zain, un musulmán de Delhi. Dos culturas, dos visiones del mundo, unidas en un documental que demuestra que quizá ambas no estén tan lejanas. La globalización no tiene por qué estar basada en la ideología, las costumbres o los sistemas políticos; a veces puede provenir del respeto y de unas cuantas horas de ocio inteligente a través de la Red. Sólo hay que abrir las mentes y dar un portazo a la incomprensión, justo lo que ha conseguido el londinense Larry Levene al intercambiar las vidas de estos dos jóvenes en el documental César y Zain, que aboga por el conocimiento mutuo para destruir la idea del choque de civilizaciones.
CÉSAR Y ZAIN
Dirección: Larry Levene. Producción: Larry Levene, Esther García, Agustín Almodóvar. Narración: Iñaki Gabilondo. Género: documental. España, 2004. Duración: 85 minutos.
"La amistad significa querer y ser querido por gente que, sin necesidad de compartir tus ideas, te respeta como persona". Teorías semejantes son las que pueden (y deben) llevar a un documento como éste a su destino más natural: las escuelas. Por eso resultan tan llamativas (y tan aleccionadoras) las conversaciones entre el recién llegado a Madrid, Zain, y los amigos de César, en las que éstos pretenden darle a entender que su visión del amor, del sexo, del alcohol y de la juerga, son las retrógradas, las equivocadas. Mientras, la paz de la India inunda las charlas de César con los compañeros de Zain, mucho más calmadas si se confrontan con el acaloramiento de los occidentales.
Estos encadenamientos de imágenes, de coloquios entre amigos, de panoramas, son los que otorgan más interés al documental quizá con más valores pedagógicos que cinematográficos. Así, las respectivas llegadas de los protagonistas a sus nuevos hogares y las presentaciones a sus nuevas familias carecen de espontaneidad. Al igual que ocurre con el demasiado forzado encuentro final en el aeropuerto, que pierde calidez y emoción debido a su equivocado planteamiento.
Sin embargo, César y Zain se termina imponiendo por su sencillez, por su lección de tolerancia y por intentar cerrar brechas a través de la información mutua. Como dice uno de los musulmanes que intervienen en la película: "Tenemos que aprender a estar de acuerdo en no estar de acuerdo".
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