Víctor Puerto: "Volver a Madrid es un triunfo moral"

En el año 1996, Víctor Puerto (Madrid, 1973) contrajo en Colombia el abrazo del pato, un mal producido por un virus que ataca las defensas del cuerpo. Cuando creía que había superado la enfermedad, ésta se reprodujo a principios de 2003. Desde entonces, ha sido un torero a medio gas, entre pruebas y tratamientos médicos. Esta tarde, con su paseíllo en la plaza de Las Ventas, se hace oficial su vuelta a las grandes ferias.

"Han sido dos años duros", dice el torero, "porque me encontraba muy flojo, sin fuerzas y sin ánimo para dar la cara; a pesar de todo, llegué a torear casi 80 corridas, pero todas fuera del circuito que me gané con mi esfuerzo". Afirma el torero que estos años le han servido para la recuperación física y para madurar como persona. "Me encuentro perfectamente", añade, "he recuperado la ilusión y la capacidad para estar de nuevo ante el toro".

No estuvo anunciado en los carteles de la reciente Feria de Abril de Sevilla -"hablamos con la empresa, pero entre ambos decidimos esperar a una mejor ocasión"-, y afirma con rotundidad que "esta tarde en Madrid supone la culminación de un trabajo muy largo y dar carpetazo al pasado".

Es consciente de que su comparecencia en Las Ventas es crucial para su carrera, pero insiste en que le parece más importante el hecho de estar: "Volver a Madrid, volver a pisar este ruedo, es un gran triunfo moral y psicológico para mí".

"Tengo una ilusión apasionada por volver a los ruedos", continúa, "por volver a ser Víctor Puerto, un torero que se ganó a pulso ser un puntal de las ferias más importantes de España y América".

Prefiere no echar las campanas al vuelo -"mi punto de partida es hoy, en Las Ventas, y, después, el día a día"-, pero está convencido de que será un año "bonito": "Estoy seguro de que iré a muchas plazas, a todas aquellas en las que me hice torero y en las que ahora tengo que demostrar que sigo siendo Víctor Puerto".

La corrida de hoy: toros de Partido de Resina, para Manolo Sánchez, Víctor Puerto y José Pacheco, El Califa. A las siete de la tarde.