El Gobierno vasco recibe la elección con confianza para "salir del túnel"

Los mismos nacionalistas que vieron bajo sospecha la designación de Ricardo Blázquez como obispo de Bilbao en 1995 saludaron ayer su nuevo destino y mostraron su confianza en que su llegada a la jerarquía católica sirva para sensibilizar a ésta para solucionar la situación de Euskadi.

La portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, apuntó que espera que la Conferencia Episcopal se muestre "más cercana a la realidad de este país, a los problemas que tenemos y a los intentos que se hacen día a día para salir del túnel en el que estamos". El PNV de 1995 dijo que Blázquez no era "bienvenido" en palabras de su entonces portavoz, Joseba Egibar, por no ser vasco y desconocer la realidad de Euskadi. El PNV actual de Josu Jon Imaz ve "positivo" el nombramiento, según su máximo dirigente en Vizcaya, Íñigo Urkullu. En general, los líderes nacionalistas saludaron ayer la decisión y pusieron de alguna manera una vela para que el ascenso de quien un día fue "un tal Blázquez", según Xabier Arzalluz, sirva para dar una visión "ajustada" de la sociedad vasca.

Un alto responsable de la diócesis bilbaína apuntó que Blázquez llevará a Madrid sus dotes para la "distensión", pero también su capacidad para el diálogo y el trabajo discreto, cualidades precisas para ayudar a encauzar los conflictos. EB y EA vieron la decisión como la primera piedra para que esta jerarquía deje de ser "instrumento de los sectores conservadores". El PSE le expresó sus mejores deseos y el PP vasco espera "sensibilidad" con los perseguidos y discriminados en Euskadi. La nota discordante la puso el ex párroco de Maruri y fundador del Foro El Salvador, Jaime Larrinaga. Acusó al obispo de haber estado "maniatado por esa Iglesia más bien nacionalista".