Manglano acusa a Perote de ordenar indebidamente que se guardaran las cintas de las escuchas del Cesid

El ex director general del servicio secreto Emilio Alonso Manglano acusó ayer al ex jefe de su Agrupación Operativa Juan Alberto Perote de haber ordenado indebidamente conservar las cintas con las conversaciones telefónicas interceptadas por el Gabinete de Escuchas del centro. Según Manglano, la norma interna era reutilizar las cintas, y por tanto borrar su contenido, una vez escuchadas. El escándalo provocado por estas cintas -que afectaban a políticos, , periodistas e incluso al propio Rey- llevó en 1995 a la dimisión de Manglano, tras 14 años al frente del Cesid, ahora rebautizado como CNI.

Manglano declaró ayer como testigo en el juicio que se sigue contra Perote en la Audiencia de Madrid, después de que el pasado día 23 se negara a hacerlo, amparándose en un oficio del Ministerio de Defensa. Fuentes próximas al testigo explicaron que su cambio de actitud se debió a que Defensa ha aclarado posteriormente que se limitó a recordarle su obligación de no revelar secretos, pero no a ordenarle que guardase silencio.

Lo que ayer hizo Manglano fue ratificar las declaraciones que, como acusado, ya prestó en el juicio anterior, anulado por el Tribunal Constitucional, así como las que formuló ante el fiscal cuando denunció a Perote por sustracción de secretos.

Manglano aseguró que nunca tuvo dudas de la licitud de la actividad del Gabinete de Escuchas, que interceptaba llamadas de telefonía móvil, al menos hasta que en 1994 Telefónica tuvo capacidad para controlarlas. Y agregó que había instrucciones de que no se utilizara "ningún tema particular" del que se tuviera conocimiento a través de estas escuchas. También dijo que avisó al Rey y al entonces ministro de Asuntos Exteriores Francisco Fernández Ordóñez de que habían interceptado llamadas suyas para que tuviesen cuidado.

Ante el tribunal testificaron también ayer cinco agentes del servicio secreto, quienes coincidieron en atribuir al ex responsable del Gabinete de Escuchas y subordinado directo de Perote, el comandante Navarro Benavente, ya fallecido, la decisión de grabar determinadas conversaciones.