La exposición prohibida sobre ETA se inaugura sin que intervenga la Ertzaintza

Xabier Zumalde, El Cabra, ex miembro de una fracción de ETA en los años sesenta, inauguró ayer en el Museo público de Artea (Vizcaya) la exposición sobre la trayectoria de la banda terrorista en el franquismo, sin que la Ertzaintza interviniera para evitar la apertura, ni se presentara en los alrededores del local.

A las 12.30 horas, Zumalde retiró con un gancho de acero las tres maderas que clavó el viernes la Ertzaintza en la puerta de entrada de la exposición. Quiere permitir, según dijo, que "el pueblo conozca de forma gratuita esta muestra didáctica" que, a su juicio, no ofende a las víctimas. En declaraciones a Efe, el ex dirigente etarra señaló que el Gobierno vasco y la Diputación Foral de Vizcaya conocían "desde hace mucho tiempo" la existencia de esta colección de explosivos, documentos y otros objetos utilizados por una fracción ETA en el franquismo. De hecho, explicó que el alcalde de la localidad vizcaína de Kortezubi, del PNV, se mostró dispuesto a exhibir esta muestra en su municipio hasta que se le "echaron encima" los responsables de las instituciones vascas.

Por su parte, el alcalde de la localidad de Artea, Javier Beitia (PNV), que el viernes ordenó la clausura de la muestra, rechazó ayer hacer declaraciones sobre la apertura de la misma. "El Ayuntamiento ha actuado y ya ha emprendido las vías judiciales correspondientes a este caso. No creo que sea necesario alimentar más la polémica", agregó.

El pasado jueves, el alcalde de Artea firmó un decreto en el que prohibió la exhibición de la muestra al estimar que no se respetaba el objeto del museo, propiedad del consistorio y de gestión privada, dedicado a la historia del caserío vasco. La Ertzaintza bloqueó entonces con un cinta la entrada al recinto. Zumalde retiró dicho precinto el viernes y se negó a acatar la orden de clausura.

Ayer por la mañana, el edificio del museo y el cobertizo anexo, que alberga la exposición sobre ETA, amanecieron cubiertos de pintadas en las que se tachaba de asesinos y terroristas a los responsables del centro y se apoyaba al alcalde de Artea con las palabras "Aupa, Beitia". Además, varios carteles, en euskera e inglés, reivindicaban la libertad de expresión.