Después del amor

¿Qué es un hecho estético? ¿Documentó Goya un hecho histórico cuando pintó los fusilamientos en la montaña del Príncipe? ¿Lo volvió a hacer Manet? ¿Y Dora Maar, cuando retrató el pincel de Picasso sobre el horror de Guernica? ¿Dónde se ubican los hechos estéticos? ¿Cómo relacionarlos con la experiencia? ¿Qué pasa cuando un ser humano olvida el amor? Una noche cualquiera, una mujer se mete en la cama y descubre que su marido no es más que una masa musculosa, con tendones y huesos, que huele a nicotina y además ronca. Lo que antes había sido un patrón de formas expresivas carece ahora de función.

La ambigüedad en el arte ha servido en muchas ocasiones para dar gato por liebre, pero también es parte inherente del proceso creativo y uno de los principios de la modernidad. En "Ficciones" documentales, el espectador asiste a ese pacto de las artes con la vida práctica, que es la evocación de esa resonancia en la mente del artista y del receptor, el resorte que da expresión y pasión a las formas y que en un viaje de vuelta las devuelve al dolor cotidiano.

Marta Gili y Jean Pierre Rehm han seleccionado los trabajos de 21 cineastas y videocreadores que exploran las contradicciones inherentes a las prácticas documentales para sacar a la luz fragmentos de la realidad invisibles y anónimos. Desde la narrativa tradicional hasta la instalación, el diaporama e Internet, estas "ficciones" buscan desvelar el modo en que, desde una perspectiva política o social, se establecen las relaciones entre información y experiencia visual, el cine documental y el arte. La muestra establece un recorrido por la sala donde se instalan las obras de Kutlug Ataman, Jordi Colomer, Tacita Dean, Harun Farocki, Peter Friedl, Florence Lazar, Salid Raad, Santiago Reyes y Zineb Sedira, a las que se añade una selección de 12 películas en sesión continua de otros 12 autores.

El sufrimiento y angustia en un campo de refugiados palestino (Sobhi al Zobaidi), la vida ausente en un hospital fantasma de Tel Aviv (Karen Amiran), la documentación de las imágenes "inteligentes" de la guerra del Golfo (Farocki), San Petersburgo y la celebración de los fastos del tercer centenario vistos desde un balcón (Victor Kossakovsky), la marca dolorosa del capitalismo sobre la piel de un antiguo pueblo minero en China (Jia Zhang Ke), el papel de las mujeres como productoras de carne de cañón en tiempos de guerra desde una perspectiva feminista (Lazar) o la soledad y el hastío contemplados desde la habitación de un hotel (Jean-Claude Rousseau). Pues eso, la vida, después del amor.