Herencia familiar

Conclusión del festival y su día más solemne, puesto que se entregaba el premio del mismo. Premio honorífico, bajo la advocación de Tío Luis el de la Juliana, el primer cantaor con nombre conocido de la historia, y que se otorga a una trayectoria artística. En este año 2004, a Inés Bacán, que tuvo además la responsabilidad de ofrecernos su cante. El cante de una de las familias con varias generaciones de presencia determinante en lo jondo, la de aquel inefable Pinini de Utrera, cuyo nombre está aún hoy en las coplas. La rama de los Bacán, en Lebrija, mantiene su vigencia principalmente gracias a Inés, hermana del malogrado guitarrista Pedro Bacán, cuyo hijo acompañó a Moya en un excelente toque por bulerías.

Cantaora de raza, pues, de ley gitana y flamenca indudables, Inés Bacán no es una artista en el sentido convencional del término, entre otras cosas porque llegó muy tarde a la profesión. Pero nos da el testimonio impagable del arte que vivió en su familia, donde rara era la noche que no sonaban guitarras y cante. Cante hecho con gran templanza, con saber y sabor de trascendencia.