A hombros y por la puerta grande

Ronaldinho acabó a hombros de sus compañeros y la grada fue un clamor cantando su nombre, el del futbolista que dio el triunfo al Barcelona. Y justamente el día en que cumplía 24 años.

El Real Madrid había perdido el sábado y el Barcelona tenía la posibilidad de situarse a seis puntos del líder de la Liga. Sólo hace unas semanas esa situación parecía una utopía. En la jornada 18ª, el Barça batía récords negativos: era el 12º en la tabla y le separaban 18 puntos del Madrid. Pero, después de ocho jornadas consecutivas cantando victoria, los aficionados llegaron en masa al Camp Nou con la ilusión de cerrar la semana recortando tres puntos más al Madrid y de gozar con el toque de Ronaldinho.

El ánimo general era el propio de una noche de fiesta. A los dos minutos de juego ya le había ovacionado la grada, que coreó su nombre a los 25, tras una espectacular internada en el área de la Real. Fue su mejor aparición, que empezó en el centro del ataque, zona de acción en la que se mueve mucho más cómodo que pegado a la banda derecha, como empezó ayer, allá donde le mandó Frank Rijkaard para que Overmars corriera por la izquierda. En el último tramo, con la entrada de Quaresma por Saviola, pasó a jugar de delantero centro.

Ronaldinho desapareció por momentos. Pero, a tres minutos del final, forzó una falta de Schurrer en la frontal. Y él mismo se encargó de transformarla en con un maravilloso disparo con efecto por encima de la barrera. Salió por la puerta grande. Se lo mereció.