El ocaso de Palermo

"Es un goleador y, si juega con asiduidad, lo volverá a ser", dijo ayer Juan Carlos Rodríguez, el secretario técnico del Alavés, de Segunda División, cuando se le cuestionó sobre el fichaje del delantero argentino Palermo, ex goleador del Boca Juniors. "Falta que pase la revisión médica, pero ya tenemos un acuerdo económico con él, que ha rescindido su contrato con el Betis", añadió Rodríguez, que se valió de un jugador al alza, el central Javi Navarro, del Sevilla, para reivindicar la posibilidad de recuperación de Palermo, cuya carrera ha caído en picado en los últimos años. En concreto, desde que llegó a España, en enero de 2001, y fue aclamado por la afición del Villarreal, que creyó haber contratado a un crack que no resultó tal.

La historia de Javi Navarro, en efecto, es la de una resurrección: tras irrumpir con fuerza en el Valencia, una lesión en la rodilla le fue postergando hasta caer en el Elche, en Segunda, donde renació, y el Sevilla de Caparrós le dio la oportunidad de regresar entre los grandes.

El Alavés está clasificado sexto, a diez puntos del líder de Segunda, el Sporting, aunque con un partido menos. Rodríguez siempre arriesgó en sus fichajes. El que mejor le salió fue el de Javi Moreno, que estaba en Segunda B -el Yeclano- cuando lo llamó Rodríguez para el Alavés de Primera. O Gerard, que, aunque muy joven, no funcionaba en el Valencia. Otros de sus éxitos fueron Contra, Jordi Cruyff e Iván Alonso. Precisamente la lesión de Alonso -rotura de ligamentos de la rodilla izquierda- le ha abierto las puertas a Palermo.

El Loco Palermo (La Plata, 1973) viene de una experiencia muy gris en el Betis, donde sólo ha marcado un tanto en 13 partidos. El técnico bético, Víctor Fernández, ni siquiera le convocó en los últimos encuentros. El delantero llegó a quejarse de que no le centraban balones al área: ¡con Joaquín y Denilson de extremos! Tampoco triunfó en el Villarreal. Marcó seis, cinco y siete goles en sus tres temporadas, respectivamente, si bien en el segundo curso le cayó encima una valla del estadio del Levante que le rompió la tibia. Desde entonces, Palermo lucha por volver a ser ese Loco que tanto idolatró la hinchada del Boca.