Cinco segundos para los Oscar

El pezongate ya ha tenido repercusiones directas. La entrega de los premios Grammy se retransmitió el pasado domingo en falso directo, con cinco minutos de retraso, para que los realizadores pudieran reaccionar ante posibles fallos de vestuario. El resultado fue una ceremonia, más que tradicional, mojigata.

La cadena ABC ha anunciado que se reservará también un pequeño margen, esta vez de cinco segundos, para la gala de los Oscar, el próximo 29 de febrero. Será la primera vez en más de cincuenta años de premios que se toma semejante medida. El presidente de la Academia, Frank Pierson, ha protestado contra la decisión, que ha calificado de ofensiva e innecesaria. "Un espectáculo en directo debe serlo realmente. La libre expresión debe ser libre o no ser. Los padres son responsables o no lo son".

En los Oscar no suele pasar gran cosa. El momento más escandaloso que se recuerda ocurrió en 1974. El actor David Niven estaba presentando a Elizabeth Taylor cuando un espectador desnudo se subió al escenario enarbolando una pancarta pacifista. Niven, con su impecable humor británico, comentó impertérrito: "Piensen que la única ocasión en la que este hombre conseguirá hacer reír será por desnudarse".

El sexo ha marcado algunos hitos de la evolución televisiva en Estados Unidos. En los años sesenta, el show I love, Lucy prohibió usar la palabra "embarazada" para describir el estado de buena esperanza de su protagonista. Lo más irónico es que el sexo ha desbancado a la política en la lista de tabúes. El año pasado, los presentadores de los Oscar recibieron consignas de no mencionar la guerra en Irak, los productores estaban listos para boicotear cualquier referencia al conflicto. El único en saltarse el protocolo fue el director Michael Moore, que se lanzó en un enardecido discurso contra el presidente Bush. Este año, el desfase de cinco segundos, precisó la cadena ABC, sólo se usará contra escotes desenfrenados y tacos, no para censurar comentarios políticos.