Infundios como respuesta

Cuentan que un respetable ciudadano, después de analizar un informe médico aparecido en un periódico comentó: "Tras leer la estrecha relación que hay entre el cáncer y el tabaco he decidido... ¡dejar de leer!" Algo parecido ha debido pensar el Gobierno de Navarra al hacerse público el documento de la Oficina Europea de las Lenguas Regionales y Minoritarias (EBLUL, según sus siglas en inglés) titulado Informe sobre la visita a Navarra de la Oficina Europea de Lenguas Minoritarias el 28 de marzo de 2003. Es lamentable que el Gobierno de Navarra no ofrezca ninguna reflexión sobre su contenido y se limite a lanzar infundios, sospechas y opiniones que en ningún momento justifica.

El EBLUL es una ONG europea que mantiene relaciones formales con el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa, el Comité de las Regiones, la UNESCO y la ONU entre otros organismos internacionales. Es rotundamente falso, y el señor Sanz lo sabe, que el informe esté "inducido por ONG navarras". Es fruto de una visita a Navarra realizada el marzo de 2003 a petición del entonces presidente del Parlamento de Navarra. Su objeto no es atacar ninguna institución, pública o privada, sino convertirse en "una herramienta de cara a ayudar a diseñar políticas públicas que supongan un apoyo (...) a la lengua vasca, por entender que es un patrimonio de Navarra y de Europa" (página 4)

El informe no nos satisface por completo a muchos organismos sociales, cosa perfectamente lógica porque no es nuestro informe sino el de una ONG europea. Si para don Miguel Sanz es sesgado y poco riguroso, ¿por qué se intentó desde su propio Gobierno que su presentación en público se hiciera después de las elecciones? ¿Acaso lo conocían de antemano y no les gustaba? ¿O quizá se daban cuenta de que su política lingüística suscita un rechazo mayoritario también en Europa? Lo que el EBLUL denuncia, y el informe califica como único en Europa, es el retroceso que para los derechos lingüísticos de la ciudadanía navarra supone la actuación del Gobierno y también la del Ayuntamiento de Pamplona en materia de euskera.

Sería conveniente que el propio Gobierno de Navarra tomase la iniciativa y demostrase que no impulsa "una modificaciones legales que suponían una recesión en el status jurídico y administrativo de la lengua vasca, lengua minoritaria y por lo tanto a proteger en Navarra"(p.3). Estimado presidente, la calidad democrática de una institución también se mide en la capacidad de aceptar e interiorizar criticas. Desprestigiar al mensajero para no tratar el mensaje es propio de una intolerancia infantilista.