La tecla
El PP andaluz no termina con dar con la tecla andaluza. Desafina una y mil veces. Puede pasar que ministros ajenos a esta tierra, como Cascos y Montoro, se despachen a gusto, sin importarle los resultados electorales. Pero que lo haga Javier Arenas y Miguel Arias Cañete es un pecado de lesa majestad, que siempre se termina pagando. Decir ahora, como ha hecho Arenas, que no existe el clima para negociar el pago de la deuda que se debe Andalucía, es para que Teófila Martínez, obligada a luchar contra corriente, se plante y que su fiel acólito y problemático súbdito, Antonio Sanz, aproveche su rico verbo, prestigio y fuerza para poner firme hasta al lucero del alba. Martínez & Sanz deberían empezar por poner orden en su casa. Les puede ocurrir como a Maragall o Piqué en Cataluña: cada vez que subía alguien de la periferia se les descomponía el cuerpo. Más o menos, lo que le pasa a Aznar cuando su venerado y problemático Manuel Fraga abre la boca para hablar de la Constitución.
Es lo que viene pasando, desde hace tiempo, en Andalucía. Arenas, Arias, Cascos, Montoro, con las bendiciones de Rajoy, le hacen la campaña a Manuel Chaves. Por eso ha extrañado que los socialistas hayan puesto en liza una campaña peleona dura, correosa. No la necesitan, salvo que tengan miedo a que se extienda por toda Andalucía lo que en el círculos del PP andaluz ya se conoce como el "espíritu de La Carolina". Uno de la vieja guardia "pepera" comentaba que si en Andalucía hubiera "cincuenta Palacios" (por Ramón Palacios, el eterno alcalde de este pueblo jienense) otro gallo cantaría a los socialistas. Por lo visto, reverdecer los tics franquistas debe dar resultados. Chaves puede seguir tranquilo.
Como el PP andaluz no puede aplicar en Andalucía la doctrina Aznar, la misma que ha generado que suban de forma desproporcionada los nacionalistas radicales, les queda la confrontación pensando que ello les dará réditos electorales. Pero una cosa es la disputa política y otra es que no paguen a Andalucía lo que se le debe. Y en eso hay que ser intransigentes. Tanto o más a como se ha expresado la consejera Magdalena Álvarez. Para tomaduras de pelo, lo de La Carolina.
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