Mas hace campaña en Córdoba para captar votos de inmigrantes

En Cataluña residen aproximadamente un millón de personas de origen andaluz y los nacionalistas catalanes saben que esta bolsa electoral les es reacia. Para corregir esta situación, Artur Mas, el candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, fue ayer a Cabra (Córdoba).

Acudió allí acompañado por un ex diputado de CiU que emigró de esa ciudad a Barcelona a los 12 años, Rafael Hinojosa, y hoy preside el Consejo Económico y Social de Cataluña, y lo presentó como un ejemplo de lo que pueden prosperar los andaluces en Cataluña. A esto añadió un aviso para Pasqual Maragall, su rival socialista en las elecciones: "Cualquier intento de dividir a los catalanes por su origen o su apellido está condenado al fracaso", afirmó.

Unos 10.000 catalanes son originarios de Cabra, donde se celebraba ayer el Día del Egabrense Ausente, una conmemoración que coincide con las fiestas de la ciudad. El alcalde, Ramón Narváez, del Partido Andalucista, invitó a Mas. Y el conseller en cap aprovechó la ocasión para lanzar su mensaje. "Todos somos catalanes, unos por origen y otros por adopción", dijo, "pero cuando nosotros hablamos de los proyectos de futuro de Cataluña, hablamos de proyectos que les incluyen a todos, sin excepción".

El conseller en cap dio por hecha la integración de los inmigrantes de hace 50 o 60 años. Agradeció que muchos egabrenses "se hayan sabido integrar en Cataluña y hayan hecho suya la identidad catalana" e insistió repetidamente en que "en la Cataluña de hoy todos somos catalanes". Con estas afirmaciones, Mas replicaba las recriminaciones de Maragall, que acusa al Gobierno de CiU de no haber tenido en cuenta a los emigrantes.

Mas puso el ejemplo de Hinojosa, que estaba allí con su esposa, aunque su caso ha sido más bien una excepción en el mundo de CiU: únicamente el 5,2% de los consejeros de los sucesivos Gobiernos de Jordi Pujol desde 1980 nació fuera de las tierras de lengua catalana. Y entre los diputados autonómicos de CiU, el porcentaje es aún más bajo: el 3,4%, cuando la media de los partidos catalanes es del 9,6%.