"La batalla moral está ganada", afirma Abel Posse

El embajador de Argentina en España, el novelista Abel Posse, tiene sus dudas de que, tras ser aprobada por el Congreso, el Senado de su país ratifique la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, dictadas en 1986 y 1987 y derogadas en 2000 que impiden procesar a por lo menos 2.000 miembros de las Fuerzas Armadas.

"La ley tiene que pasar al Senado porque la sanción definitiva es suya y no se supone nada porque son más conservadores", afirmó tras pronunciar una conferencia en los cursos de verano de El Escorial. El diplomático no quiso profundizar en la cuestión: "Usted me pregunta como embajador y no puedo hablar, sí puedo como escritor". Aplaudió la actuación del magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón dispuesto a juzgar en España a los militares. "Él hizo una apuesta muy personal y no creo que esté muy apoyado por el cuerpo jurídico español, pero él lo hizo". Posse se declara "optimista" sobre el procesamiento, que califica como un "difícil laberinto jurídico". "La batalla moral está ganada y es fundamental. Un pueblo muy herido ve que, por lo menos, si no derogan la ley se los mandarán a Garzón, aunque el presidente [Néstor Kirchner] está decidido más allá de lo que se pueda decidir jurídicamente", afirmó el embajador. En su opinión, la voluntad del Gobierno de sacar adelante las leyes es obvia: "Ya lo ha demostrado y ha sido criticado por empeñar todos los intereses de sus primeros actos del gobierno en esta deuda moral de la Argentina". "Es muy difícil encontrar formas que puedan satisfacer ese deseo de justicia y de actualización de la justicia después de la existencia del indulto presidencial de Carlos Menen, pero la palabra última la van a tener los jueces y esto es muy importante", señaló. Confía en que los magistrados actuarán sin presión de ningún sector de la sociedad: "En Argentina ahora los jueces tienen una independencia muy notable. Tanto es así que se está juzgando a jueces de la Corte Suprema. Creo que van a trabajar con objetividad porque les está viendo todo el mundo. Nadie va a dar un trato preferencial. La suerte está echada". A su favor, dice, el presidente cuenta con "un extraordinario apoyo poselectoral, en torno al 75% de la población".