Visita a la 'cocina' del arte

Entre las propuestas paralelas a los Tallers Oberts de Ciutat Vella, que hoy prosiguen su actividad, se encuentra la denominada Nou Col-leccionisme. Se trata de que los artistas de los 77 talleres abiertos al público dispongan de obras en venta con un valor no superior a 100 euros. El objetivo es estimular un nuevo coleccionismo en gente interesada por el arte pero que no frecuenta las galerías, aterrada por la creencia de que únicamente los miles de euros pueden conformar una colección.

Una pequeña selección de lo que puede encontrarse en los talleres a precio asequible puede verse en la vitrina de la fachada principal del FAD. Un detalle sintomático de que la iniciativa puede cuajar es que en la fiesta de apertura celebrada el viernes, cinco obras fueran reservadas por compradores, aunque originalmente el carácter de la exposición era exclusivamente divulgativo.Cada taller ha preparado su obra. Así, en el estudio del colectivo multidisciplinar ET Estudiosos del tema, ofrecían grabados de 60 a 90 euros. En ET se proyectaba uno de los cortos de animación que realiza este grupo formado por artistas plásticos, músicos, escritores, escultores y creadores multimedia.

En el taller de la coreana Hoonjung Yoon, el comprador podía adquirir obra de pequeño formato y también los dibujos preparatorios de algunos de sus cuadros. "En 2002 pasaron durante Tallers Oberts 440 personas por mi estudio. Ha sido una interesante forma de que me surgieran proyectos", explicó Yoon.

También ofrecía dibujos la holandesa Trijntje Annema, que muestra en su piso de la calle de Aurora unas composiciones escultóricas realizadas en paper maché y un montaje con telas. Ambas composiciones aluden al tema de la guerra y el mar. Judith Cunillera, por su parte, aprovechaba las primeras horas de la jornada de ayer, caracterizadas por una afluencia de público más bien escasa, para realizar una serie de mandalas con viejos recortes de partituras y libros viejos.

A pesar de que el pasado viernes, la Associación Cultural La Mina fue escenario de una fiesta en la que se acabó antes la bebida que las fuerzas, en la mañana de ayer se encontraban al pie del cañón algunos de los 28 artistas que comparten este espacio de tres plantas en las que se puede contemplar todo tipo de actividad artística.

Lo que ofrecía al público el colectivo Patatas bravas no tiene especial significación matérica. Una serie de cuadernos invita al visitante a implicarse en un work in progress que durará este fin de semana y el siguiente.