Teodoro Úbeda, obispo de Mallorca

Teodoro Úbeda Gramage, de 72 años, uno de los últimos obispos aperturistas de la transición, en la línea del cardenal Tarancón, falleció ayer en Palma de Mallorca, de una parada cardiaca, en la clínica Rotger, donde estaba ingresado.

El óbito del que ha sido durante los últimos 30 años prelado de la diócesis de Mallorca sobrevino tres semanas después de haber sido intervenido de un cáncer de pulmón, que se le detectó en una revisión previa a una operación menor.

Su última comparecencia pública fue para encabezar una concentración-rezo por la paz por las calles de Palma, convocada por él, poco antes de que estallara la guerra de Irak. Protagonista de la transformación desde la moderación y el compromiso de la Iglesia moderna insular, Teodoro Úbeda despojó de rigidez y parafernalia al cargo de pastor, viajó en vespa, y después, en un seiscientos; quiso ser asequible a sus fieles. Úbeda no verá culminado un gran proyecto cultural de gran simbolismo que apadrinó en los últimos años, la intervención del artista Miquel Barceló en la catedral de Mallorca. Esta acción de gran calado plástico, litúrgico y arquitectónico en la capilla de San Pere -que enlaza con la obras de Gaudí en el templo- es un empeño personal del prelado desaparecido, que en el algún momento habló de su deseo de ser enterrado en la citada sala.

En una comunidad turística y de aluvión inmigratorio, Úbeda abrió la Iglesia hacia el ecumenismo y procuró la extensión del culto con nuevas capillas y templos en el litoral y en las nuevas barriadas. Toleró el apostolado y la práctica política de los curas obreros y matizó su protagonismo en las contiendas electorales.

El obispo Úbeda tuvo un activismo cultural y un compromiso cívico evidente: estaba siempre en primera línea en las manifestaciones contra el terrorismo, salía a la calle a favor de la autonomía y la lengua catalana.

Ya en 1975, en tiempos de la dictadura, reclamó en una carta "La responsabilidad de los cristianos en la promoción de nuestra lengua y cultura". Promovió la traducción catalana de la Biblia y el Nuevo Testamento y redactó cartas pastorales contra la destrucción del territorio y la solidaridad. Junto a las instituciones políticas hizo que centros desocupados de la Iglesia se destinaran al auxilio a los marginados desamparados.

En los años noventa, Úbeda, como albacea de una multimillonaria donación de unos fieles en Estepona, gestionó para la Conferencia Episcopal la construcción de una universidad católica. Los sinsabores por el fracaso económico de aquella operación -que le diseñaron- le causaron gran dolor y mella en su estado de ánimo.

Había nacido en 1931 en Ontinyent (Valencia) y se ordenó sacerdote en 1955. Vicario general de la archidiócesis de Valencia, estuvo vinculado a los Cursillos de Cristianadad y a los Hogares Parroquiales de Aprendizaje y Cultura. Se licenció en Teología en Roma y en 1970 pasó a ser obispo auxiliar de Ibiza. En 1972 fue nombrado prelado de Mallorca.

Solicitó a Roma la segregación de los obispados de las Baleares de la Provincia Eclesiástica de Valencia. En 1993 fue elegido presidente de la Comisión de Pastoral de la Conferencia Episcopal, tras haber trabajado en las de Migraciones, Misiones y Apostolado Seglar. Como autor, firmó Catequesis y escuela (1970); María, madre y modelo, 1983, y Respuestas cristianas. Tres charlas en la catedral.-