Benidorm, entre el poszaplanismo y el giro a la izquierda

Benidorm ve la política local con los colores que marcan PP y PSOE. La corporación municipal se divide en una mayoría popular de 14 concejales y una oposición constituida por 11 ediles socialistas. Es la herencia postzaplana. El actual ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, fue alcalde de Benidorm desde 1991 hasta 1995, cuando ocupó el cargo el actual primer edil, Vicente Pérez Devesa. El zaplanismo en Benidorm basa su predicamento en el crecimiento del fondo electoral heredado desde la aparición de Zaplana en la política benidormí, situado en 11.000 votos, y en el conocido efecto Maruja Sánchez. La tránsfuga socialista, que arrebató la alcaldía a la opción más votada de 1991, dio inicio a la etapa del PP en la ciudad. No obstante, sondeos del PP para el próximo 25 de mayo apuntan a un empate técnico entre las agrupaciones mayoritarias, PP y PSOE.

Zaplana, con el voto de Sánchez, logró sentarse en el sillón de alcalde multiplicando los votos de las elecciones anteriores por seis. Tras su mandato, las papeletas a favor del PP se doblaron y han continuado asidos a una cifra superior a los 11.000 votos. El ahora ministro logró 7.025 votos en 1991. En 1995, el PP casi duplicó el apoyo a la gestión popular situándose en los 11.432. Tras su marcha, todo quedó inamovible, y el PP volvió a cosechar 11.329 votos.

Ahora, el alcalde popular, Pérez Devesa, vuelve a la contienda con un equipo continuista, donde han desaparecido figuras tradicionales del gobierno popular municipal como Antonio Botella, conocido por sus festines culinarios en Madrid.

Por el contrario, el PSOE carga en la batalla electoral con Agustín Navarro, un candidato asentado en su puesto desde mayo de 2002. Su reto será aprovechar el viento a favor de los movimientos políticos de izquierdas y dejar en el olvido la cifra récord de los 8.500 votos.