Con vistas al mar

Hubo un tiempo en que Badalona se asociaba a grandes empresas como la Cros, la Unión Vidriera, Anís del Mono y tantas otras. De aquel pasado industrial y humeante apenas queda el recuerdo porque ahora lo que priman son los Ikea y grandes superficies de turno que se agolpan en un Montigalà tan impersonal como cualquier hipermercado. Pocas ciudades como Badalona han cambiado tanto, y para bien, con la llegada de los ayuntamientos democráticos.Casi todo estaba por hacer en equipamientos y zonas verdes en un término municipal que explotó en los años sesenta con la emigración y donde la especulación inmobiliaria se cebó con especial saña.

Ahora despuntan en el horizonte tres proyectos que resucitarán la fantasmagórica zona industrial, dando paso al ansiado puerto pesquero-deportivo en lo que será la operación inmobiliaria más ambiciosa promovida en democracia por el Ayuntamiento. Las obras de la línea 9 de metro tienen patas arriba algunos barrios que, pese a todo, dan por bien empleadas las molestias pensando en que al fin se completará la red suburbana que a este lado del Besòs tan cicatera se ha mostrado, Por último está el futuro parque temático del baloncesto, que reforzará la identificación entre la ciudadanía y el deporte de la canasta.

Lástima que para que el puerto y el canal se hagan realidad los badaloneses tengamos que pagar un altísimo precio. Un montón de edificios ubicados en primera línea de mar levantan una tupida pared de 2.000 pisos que vuelve a interponerse entre la ciudad y el mar, donde tanto costó que las fábricas dejaran que corriera la brisa. Una lástima para una ciudad que recuperó gozosa el baño y las vistas marinas.