En las alturas del éxito

José Mercé se halla en esa confortable situación de las alturas del éxito que hace a los artistas inasequibles a cualquier signo negativo. Lleva años triunfando apoteósicamente en todo lo que hace, y cada nuevo paso no es más que afirmarse en su posición de privilegio. Cada nuevo disco. Éste de ahora, Lío, se ajusta perfectamente a la fórmula que tantas satisfacciones le viene dando: varios temas facilones y pegadizos que desde las emisoras de radio van a bombardearnos durante toda la temporada, y algo de cante jondo por derecho. Que por supuesto él no lo ha olvidado, ni mucho menos. Esta parte es más sustantiva ahora, en temas como los tres primeros de su recital de presentación: malagueñas, siguiriyas y soleares. Tres grandes cantes, que Mercé hace más grandes con el privilegio de su voz, siempre cuajada en flamencura de la mejor ley.

También aquí hay su homenaje personal a un cantautor ajeno al flamenco: en este caso el chileno Víctor Jara, con su entrañable Te recuerdo, Amanda. Mercé hace una verdadera creación de ella, como en el disco anterior la había hecho del Al alba de Aute; que, por cierto, también cantó en este concierto, siendo quizás los dos temas que más impacto tuvieron en el público. Aunque es difícil elucidar esto en un concierto que transcurrió de cabo a rabo en clamoreo de rendida admiración al ídolo. Mercé, ya, se ha situado de alguna manera por encima del bien y del mal en lo jondo.