Los técnicos confían en salvar la plataforma petrolífera de Río

Petrobras, principal petrolera de Brasil, está haciendo esfuerzos titánicos para evitar el hundimiento de su plataforma P-34, que amenaza con hundirse con 12.000 toneladas de crudo desde el domingo, cuando se escoró casi 34 grados en las aguas de Campos, a unos 120 kilómetros de Río de Janeiro. Ayer, un portavoz anunció que la P-34 se había enderezado tres grados y que si la estrategia adoptada, a base de bombear dos millones de metros cúbicos de agua salada a los tanques que estaban vacíos, sigue funcionando, podría volver a su posición normal en 15 días. Lo cual, admitió, no significa que el peligro haya pasado.

El rescate de la plataforma no sólo tiene un interés económico para la petrolera, que ya sufrió otro grave accidente en 2001 que causó el hundimiento de otra instalación similar. En un intento por limpiar su dañada imagen, en el punto de mira de las autoridades, ecologistas y, sobre todo, de los analistas financieros, sus responsables han sumado al equipo de rescate siete especialistas llegados de Holanda.

Mientras, los sindicatos han atribuido los numerosos accidentes que viene sufriendo Petrobras a la falta de seguridad provocada por la política de recortes de gastos, que ha llevado a que el 80% de sus 120.000 trabajadores sean contratados eventuales, entre los que escasean los técnicos.