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En cierta ocasión, el autor de Quinta del 42 escribió: 'Una poesía humana inserta en la vida y sin querer huir de ella, una poesía realista que no quiere ser brillante porque ella sabe que la palabra no va más allá de la palabra y que la buena poesía dice más de lo que dice'. 'Ella' es Elsa López (Santa Isabel de Fernando Poo, Guinea Ecuatorial, 1943), quien, precisamente, con Mar de amores, ha obtenido ahora el Premio de Poesía José Hierro. Autora ya de dilatada obra en verso (de El viento y las adelfas, su primer libro, a este último, casi una decena de títulos: Inevitable océano, Del amor imperfecto, Tránsito...), también en prosa (José Pérez Vidal: biografía de un etnólogo canario; la novela, El corazón de los pájaros...), creó y estuvo al frente de la editorial La Palma, presidió la sección de literatura del Ateneo madrileño y ha sido nombrada directora de la Fundación Antonio Gala.
MAR DE AMORES
Elsa López Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes Madrid, 2002 80 páginas. 5,50 euros
'No creo que haya nada / en que mi alma se mire con mayor complacencia / que en los pliegues de tu camisa', escribe en Mar de amores, libro en el que Elsa López (que pertenece a la generación de Marta Pessarrodona, Cristina Peri Rossi, Paloma Palao...) mantiene el gusto, la delectación en la palabra tendente al colorido y la sensualidad: 'Yo vi las jacarandas naciendo del asfalto / y los papayos verdes / y aquel árbol florido de naranjas redondas...'. Amor, muerte, agua, son los ejes de este volumen tripartito. Si bien los tres se entrelazan en una misma materia veteada. La muerte llega emparejada al agua, como atracción o fin último, y como exorcismo y, aun, como metamorfosis (así en El exterminio). El agua, con la constante presencia del mar y, en él, de barcos que parecen adquirir vida propia, volverse animales, ya desamparados, ya poderosos, ya oxidados de olvido, metáforas del anhelo y porvenir humano: 'Son igual que los muertos del agua: boca arriba, / con los vientres hinchados...'. Y fundamentalmente, con un trasfondo de melancolía y pérdida, el amor. De su posesión a su ausencia, del niño al anciano, de la vida a la muerte, va -y está- la línea de flotación de este libro navegado por la memoria. En sus orillas, los ahogados recuerdos que el tiempo devuelve desde el fondo de sí mismos. Hacia ellos, y a ese punto huidizo, dirige su palabra Elsa López.
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