La depuradora debajo del jardín

En una parcela de apenas 2.000 metros cuadrados un fresco estanque en forma de u, bordeado por juncos y calas y en el que flotan lentejas de agua, nadan carpas y se sumergen los patos, rodea un promontorio en cuyos taludes se han plantado árboles de ribera, plantas aromáticas y algún árbol frutal. Arriba, en la meseta de este singular parque, a la que se llega por un paseo con traviesas de madera y pequeños puentes, diversos tipos de césped forman un campo de golf en miniatura con su green y hasta algún bunker.

Todo el conjunto parece un jardín de diseño. Y lo es, pero en realidad se trata de una eficaz planta de tratamiento terciario de aguas residuales. En la estación depuradora de Quart-Benager, una de las más modernas de España, la Entitat de Sanejament d'Aigües está ensayando una planta de depuración simbiótica, un moderno sistema que asocia la limpieza del agua a superficies vegetadas.

El diseño es del geólogo granadino Javier Fábregas, de 46 años, que ha patentado el sistema. Y es la Consejería de Obras Públicas la que ha apostado, mediante los fondos de su II Plan de Saneamiento destinados a I+D, por este sistema innovador de depuración biológica mediante 'lechos aerobios de infiltración'.

La planta experimental, que empezó a construirse hace medio año, se basa en la capacidad natural de depuración de los terrenos permeables. Así, en la instalación de Quart, sobre una superficie excavada y cubierta con una capa de geotextil y otra lámina impermeable e inerte (para que no reaccione con el agua), se levanta una capa de gravilla estratificada de metro y medio de altura. Sobre ella se instala un sistema radicular de goteros y luego otra capa de 30 centímetros de arena fina de río.

Con tan austero sustrato la vegetación se ha adaptado sin problemas en menos de un mes. Y la depuradora subterránea se muestra igual de eficaz a la hora de eliminar en la capa superior de la gravilla, en la zona de aireación, el nitrógeno y el fósforo además de aportar grandes cantidades de oxígeno al agua. Miguel del Campo, jefe de planta de la depuradora de Quart, gestionada por Cadagua, es el encargado de controlar el experimento. Explica que, en contra de lo que se pueda creer, la vegetación apenas consume ni evapora agua, 'sólo entre el 2% y 3%' de la que pasa por el sistema. Y destaca que la depuradora superó su prueba de fuego la madrugada del lunes, cuando cayó una tromba de agua que aportó más de 120 litros por metro cuadrado.

La zona de depuración, de apenas 1.000 metros de superficie trata 12 metros cúbicos a la hora de agua a la que previamente se le ha aplicado un tratamiento primario y secundario en la estación. Y se prevé experimentar durante las cuatro estaciones del año a distintos regímenes para ver qué rendimiento energético y de depuración presenta.

Fábregas explica que la virtud del sistema es su nulo, 'o incluso positivo', impacto visual. La planta de Cadagua da servicio a Aldaia, Alaquàs, Xirivella, Manises, Mislata, Quart y varias zonas de Valencia, es decir 200.000 personas (400.000 habitantes equivalentes). Para dar tratamiento terciario a ese volumen haría falta una depuradora simbiótica de 150.000 metros (como 15 campos de fútbol). Con la ventaja de que tendría el aspecto de un campo de golf, un parque público o una ribera fluvial revetada.