52 niños rusos que iban de vacaciones a Salou murieron en el choque de aviones

Pese a una exhaustiva búsqueda por los alrededores del lago de Constanza, las autoridades alemanas habían conseguido rescatar ayer sólo la mitad de las 71 víctimas del choque. La zona presentaba un aspecto fantasmal, con restos humanos y pedazos de fuselaje entre los campos. También apareció allí la caja negra del Tupolev 154. Más de 800 policías y centenares de bomberos, enfermeros, médicos y voluntarios de la defensa civil participaron en la búsqueda.

Las autoridades alemanas, que han organizado una comisión internacional de investigación con participación de suizos, rusos y estadounidenses, tratan de aclarar lo sucedido. Según el portavoz de los controladores suizos, se pidió al piloto del avión ruso en tres ocasiones que disminuyera su altitud, orden que no fue respondida, aunque en el último momento el Tupolev la ejecutó. Al mismo tiempo, el sistema automático de alarma del Boeing impuso a su piloto el descenso. Los controladores aseguraron que se aplicó el procedimiento adecuado para estos casos.

En Moscú, el cónsul de España, Pablo Platas, que había firmado días antes los visados de la excursión de verano a España, lamentó ayer lo ocurrido: 'Empecé a ver fotos de los niños y me sentí muy mal'.