Un conflicto que ya dura 13 años
El origen del conflicto de la mezquita de Premià de Mar se remonta a 1989, cuando la comunidad musulmana, una de las más representativas del municipio, habilitó como mezquita los bajos de un edificio situado en la céntrica calle de Verge de Núria.
La llegada de más inmigrantes hasta el millar que residen actualmente en la población, muchos de ellos musulmanes, dejó pequeño el local, que además se encontraba en muy mal estado y no reunía las condiciones mínimas de seguridad. En abril de 2001, una orden judicial obligó a la comunidad a abandonarlo, ya que la situación acabó siendo insostenible.
El mandato fue acatado por los musulmanes de Premià, que confiaron en la promesa del Ayuntamiento de buscarles una nueva ubicación. Sin embargo, ante diversos impedimentos, la comunidad adquirió un solar para construir otra mezquita. Entre los vecinos se recogieron 5.500 firmas en contra de la construcción, ya que temían que la llegada de más inmigrantes devaluase el precio de sus viviendas y que la zona se marginalizara. El Consistorio propuso una alternativa que, en principio, aceptaron las dos partes implicadas: trasladar la mezquita a un polígono industrial del barrio de Banyeres.
Rezos en la escuela
Mientras tanto, el Ayuntamiento cedió las aulas de una escuela pública para que los musulmanes pudieran rezar. Aunque los musulmanes se hacían cargo de los gastos, los vecinos también protestaron y el Ayuntamiento les desalojó de la escuela.
Ante la imposibilidad de rezar en otro sitio, el 19 de abril los musulmanes decidieron hacerlo en el polémico solar de su propiedad, decisión que hizo estallar manifestaciones xenófobas, por un lado, y de apoyo a los musulmanes, por otro. El Ayuntamiento busca ahora recomponer las relaciones entre los vecinos. Para conseguirlo ha creado una comisión de políticos, vecinos y representantes de los musulmanes que ayer inició sus reuniones.
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