Penderecki muestra en Valencia su gusto por la música monumental

Krzysztof Penderecki expresó ayer en Valencia un deseo: que su composición Las siete puertas de Jerusalén se interpretara en estos momentos en la ciudad, porque 'cada una de las siete puertas está abierta a la gente que lleva un mensaje de paz'. Un deseo que en cualquier caso se cumplirá, pero en el Palau de la Música de Valencia, donde dirigirá el próximo domingo esta composición, situada entre la sinfonía y el oratorio, que la alcaldía de Jerusalén le encargó en 1995. El compositor y director polaco se mostró escéptico en cuanto a la resolución del conflicto árabe-israelí: 'En estos momentos nadie puede ayudar a la paz'. Lo dijo cambiando el semblante porque en todo momento se había mostrado solícito y de buen humor.

Premio Príncipe de Asturias en 2001, Penderecki manifestó su interés por las obras monumentales, en las que intervienen numerosos intérpretes, músicos y cantantes. En el concierto del domingo, dirigirá a las sopranos Bozena Harasimowicz y Aga Mikolai, entre otros, al Cor de la Generalitat Valenciana y a la Orquesta de Valencia. La obra, de gran riqueza instrumental y vocal, incluye textos en latín del Antiguo Testamento, y una narración en hebreo. 'No hay mejor lengua para cantar que el latín, incluso mejor que el italiano', comentó el compositor, cuya visita al Palau de la Música fue destacada por el subdirector del mismo, Manuel Almazán, con estas palabras: 'Es como si Schumann, Brahms o Stravinski viniesen a dirigir la Orquesta de Valencia'. Penderecki afirmó que no hace música para connaisseures y con ironía despachó las críticas de quienes ven efecticismo en sus obras recordando que ya en sus composiciones más vanguardistas como Pasión según San Lucas le tildaban de lo mismo, por el mero hecho de que tenían éxito entre la gente. Al tiempo se preguntó: ¿Es efectista Carmina Burana?