Apremios
A primeros de este año recibí en mi casa de Jaulín (Zaragoza) unos apremios de pago de la Oficina Recaudatoria del Ayuntamiento de Madrid, ciudad que abandoné hace cinco años para establecerme aquí.
Esto no sería nada más que el final de una investigación propia del Gran Hermano y yo no estaría escribiendo esta carta con un nudo en el estómago de impotencia e indignación.
Lo realmente terrible es que se me demandaba de forma urgente y amenazante de embargo la contribución de dos pisos impagada durante algunos de los últimos años; uno de ellos, el piso que vendí antes de venirme y escriturado a nombre del dueño actual mucho antes de los hechos, y el otro que nunca ha sido de mi propiedad.
Tras días de intentos infructuosos y oír música telefónica gastando un dinero que jamás recuperaré, conseguí hablar con una fría señora a la que, obviamente, mi problema le tenía sin cuidado y que me dijo que tendría que ir a Hacienda de Madrid, cosa absurda y costosa puesto que vivo aquí.
Así que envié una carta certificada adjuntando el aviso y explicándolo todo, a la que jamás me contestaron.
En vez de eso he vuelto a recibir un aviso más apremiante en el que me dicen que me embargan la cuenta bancaria en el plazo de tres días.
Y aquí me encuentro, poniéndolo en manos de una gestoría (más dinero irrecuperable) y preguntándome cómo demonios se puede demostrar que un piso, del que ni siquiera conozco al propietario, nunca ha sido mío.
Y, mientras tanto, espero y me entero de que estas cosas ocurren con una cierta frecuencia, y me desespero en la lucha contra una máquina, yo, una mujer normal y habitualmente cumplidora y sintiendo que esto, tan kafkiano, me puede pasar todos los años de mi vida cada vez que a alguien se le ocurra no pagar la contribución de un piso y mi nombre entre por error, y teniendo que arreglar, en caso de poder, algo que yo no he provocado, y con esta sensación de querer gritar y sólo poder ejercer este derecho al pataleo que me ofrecen los periódicos. Quizá si pataleamos muchos, algo pase. Y no se me quita el nudo en el estómago.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El Papa lamenta en su mensaje de Navidad el sufrimiento de la población de Gaza
Las princesas Beatriz y Eugenia de York se unen a la Navidad real en Sandringham tras el año funesto de sus padres por el ‘caso Epstein’
Mueren dos menores en el incendio de una vivienda en Alhaurín el Grande (Málaga)
Los socialistas valencianos reclaman a Feijóo que entregue a la jueza de la dana la conversación íntegra con Mazón
Lo más visto
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Juan Carlos Ferrero: “Más que dolor, siento pena; los finales siempre son tristes”
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- La cúpula de Vox votó por unanimidad la destitución de Javier Ortega Smith




























































