El Parlamento alemán autoriza la importación de células madre embrionarias para investigación
Tras más de cuatro horas de debate, la Cámara baja del Parlamento alemán, el Bundestag, decidió ayer permitir la importación al país de células madre procedentes de embriones humanos. Liberados de la obligación de seguir directrices partidistas, los más de 660 parlamentarios tuvieron que decidir entre tres propuestas: la de la prohibición tajante de la importación, la de su autorización dentro de ciertos límites (respaldada por el canciller, Gerhard Schröder, y por la líder de los conservadores, Angela Merkel) y la de no imponer ninguna restricción. La solución intermedia fue aprobada con 340 de 617 votos.
La actual legislación alemana prohíbe la destrucción de embrio-nes para fines de investigación, pero deja abierta la posibilidad de importar células embrionarias. El año pasado, varios científicos anunciaron que aprovecharían este vacío legal para iniciar sus investigaciones, lo que precipitó meses de debate y dos informes contrapuestos, a favor y en contra, preparados por sendas comisiones de expertos. La división persistió ayer, con parlamentarios de todos los partidos apoyando indistintamente una de las tres opciones.
A la postre, tras haberse eliminado por votación la propuesta de levantar todas las restricciones, la propuesta de permitir una importación limitada logró 340 votos, frente a los 265 a favor de una prohibición tajante. La moción aprobada hace depender la importación de que las células hayan sido cultivadas antes de una fecha límite -posiblemente, inicios de este año-, de que sólo procedan de la fertilización in vitro y de que los padres hayan autorizado que sus embriones se utilicen para la investigación; limitaciones todas éstas pensadas para evitar que la demanda científica genere una especie de industria de embriones.
Tal y como solicitaron muchos parlamentarios, la moción apro-bada subraya que estas investigaciones tan sólo habrán de servir para trasladar sus resultados a los trabajos con otras células madre menos problemáticas, como aquellas obtenidas de la médula ósea. Los científicos, además, tendrán que demostrar la importancia de su investigación para obtener la correspondiente autorización.
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