Profesor Bernat Soria

Soy madre de una joven de 18 años insulino dependiente. Debutó cuando tenía 4 años y durante este tiempo hemos convivido amigablemente con la diabetes, pero siempre esperanzados en que algún día, algún científico, descubriría el remedio que definitivamente acabara con la dependencia de la insulina. Siempre que aparece alguna noticia sobre algún avance la leemos con interés pensando que ese momento está cada vez más cerca. La noticia aparecida en la que la Comisión Diocesana da las bendiciones a su investigación, por supuesto restringida, me han dejado realmente perpleja.

Nuestro estado es aconfesional y no entiendo la intromisión. Cuando usted, o su equipo, descubran algo que evite que mi hija y miles de personas como ella no dependan de la insulina y por lo tanto no lleguen a tener todas las complicaciones que acarrea la diabetes, mi familia y yo le estaremos eternamente agradecidos (de hecho ya lo estamos) y los señores católicos que consideren que este descubrimiento no es ético que no se lo apliquen y que sigan poniéndose tres dosis de insulina diaria, pero mientras tanto que le dejen trabajar en paz. Gracias, porque su trabajo es nuestra esperanza.